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     Ahora que ya hemos empezado el curso seguimos teniendo problemas a la hora de salir de casa por las mañanas. Ya hemos retomado las rutinas, ya hemos recuperado los hábitos anteriores y los horarios escolares pero las mañanas se nos vuelven a hacer cuesta arriba y no conseguimos salir de casa de un modo relajado y con serenidad. Esto supone que empezamos el día ya con prisas, con enfados y en la mayoría de los casos ese estado de nerviosismo y ansiedad nos acompañará a lo largo del día sin que nos demos cuenta. Esto nos ocurre tanto a los adultos como a los niños por supuesto. De este modo ellos se enfrentarán a sus tareas escolares y a las interacciones con sus compañeros y maestros desde un estado de ánimo más ansioso, menos flexible.

     Todos sabemos de la importancia de realizar los preparativos la noche anterior: preparar mochilas, almuerzos, la ropa,…. pero aún así todo esto no es garantía de que las cosas vayan a salir bien.
Piensa que en casa todos tenemos necesidades diferentes a la hora de levantarnos de la cama y esas necesidades pueden chocar justo en un momento en que tenemos prisa y horarios que cumplir. Tú puedes tener la necesidad de que tus hijos se vistan rápido para salir pronto de casa pero esa es ‘tu necesidad’. Para ellos puede ser encontrar los cromos que se van a llevar al colegio. En un momento así la paciencia es lo primero que se pierde así como el sentido del humor. Y los niños necesitan de tu estado de ánimo para regular el suyo propio.

        Entonces, dónde está la clave?

     Cambia el foco de atención. Replantéate las rutinas de la mañana no como el modo de salir de casa todos preparados para afrontar el día sino como el momento de conectar emocionalmente con nosotros mismos y con nuestros hijos y de esta foma empezar el día con las pilas cargadas.

Allá vamos:

  • Las rutinas de la mañana comienzan la noche anterior. Esto quiere decir que hay que garantizar las horas de sueño suficientes en función de la edad de cada niño. Resumiendo, que hay que ir a dormir lo más pronto posible.
  • Tú mismo debes ir pronto a dormir. Ya hemos visto que por las mñanas se da este choque de necesidades que los padres debemos afrontar con energía y no lo conseguiremos si estamos cansados.
  • Levántate temprano. Es el momento de dedicarte tiempo a ti mismo para observarte, prar ser consciente de tus emociones, de tus pensamientos. Puede ser que hoy vayas a tener una mañana más ejetreada en el trabajo y por lo tanto quizá estés nervioso y preocupado o por el contrario te espere un día más tranquilo y tu ánimo es más relajado. Todas estas situaciones te van a suscitar emociones que van a afectar a tu comportamiento por lo que es importante que dediques un momento a tenerlas en cuenta.
  • Vístete y prepárate antes de empezar a interactuar con tus hijos, de ese modo estarás disponible al cien por cien cuando se levanten.
  • La noche anterior deja preparado todo lo que se pueda. Las mochilas, el almuerzo, la ropa, el desayuno. Procura que tus hijos sean párticipes de los preparativos así podrán elegir y se mostrarán más receptivos.
  • Despiértales con cariño. Es lo primero que van a recibir de ti en el día. Y qué mejor modo de pasar del sueño al movimiento que con un beso, un abrazo, unas cosquillas y unas risas. Si el objetivo es conseguir un ambiente agradable que fomente la colaboración de este modo tú conectarás con ellos y ellos contigo y con su buen humor. Estos momentos pueden transformar la mañana.
  • Es importante que los niños vayan adquiriendo autonomía a la hora de realizar las diferentes rutinas pero quizá en la mañana no es el momento de centrarnos en eso. Piensa que la mañana está llena de cambios y es mejor en estos momentos ayudarles y acompañarles en esas rutinas si quieres conseguir un ambiente relajado más que ir por la casa dando órdenes.
  • Sé flexible, ofrece opciones pero con firmeza. No es necesario enzarzarse en una discusión sobre si me calzo antes o después de cepillarme el pelo pero sí lo es mantener que el desayuno se toma en la mesa y no de camino al colegio por ejemplo. Al fin y al cabo son rutinas del día a día que esa conexión las hará mucho más fácil.
  • Hazlo divertido. Si has conseguido un ambiente relajado y sereno de conexión emocional con tus hijos te será fácil sacarle el lado divertido a salir de casa por las mañanas para empezar un nuevo día.